Estimados colegas:
Es un honor y un privilegio dar inicio a este nuevo ciclo como presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR). Agradezco profundamente la confianza que han depositado en mí y asumo esta responsabilidad con el firme compromiso de contribuir al avance de nuestra especialidad y, sobre todo, al bienestar de nuestros pacientes.
Cada año, nuestra sociedad escoge un tema central que nos permite orientar nuestros esfuerzos en investigación, educación y políticas de salud. Este año, he elegido como tema las bronquiectasias; una enfermedad crónica de las vías respiratorias que representa un desafío constante en la práctica neumonológica pero que, con el enfoque adecuado, puede tener un impacto positivo en la calidad de vida de quienes la padecen.
La elección de este tema no es casual. Hasta hace no mucho tiempo incluidas dentro de las enfermedades huérfanas, subdiagnosticadas y olvidadas en la práctica médica representan actualmente un verdadero desafío y con un enfoque adecuado podemos cambiar la evolución de los pacientes que la presentan. El diagnóstico temprano de las bronquiectasias es uno de los aspectos más críticos en el manejo de esta enfermedad ya que se genera un ciclo de infección, inflamación y daño estructural en los pulmones que, de no diagnosticarse a tiempo, puede llevar a un deterioro irreversible de la función respiratoria y afectar gravemente la calidad de vida de los pacientes. Este ciclo es progresivo y, a menudo, silencioso, por lo que reconocer y tratarla en sus primeras etapas es fundamental.

Sabemos actualmente que la detección temprana de las bronquiectasias sigue siendo un reto. Muchos pacientes pasan años con síntomas crónicos como tos persistente, producción de esputo y frecuentes infecciones respiratorias, antes de recibir un diagnóstico preciso. Esto no solo aumenta el riesgo de progresión de la enfermedad, sino que también agrava el impacto emocional y social en la vida de los afectados. Para nuestros pacientes, recibir un diagnóstico temprano significa tener la oportunidad de mejorar su calidad de vida accediendo a un tratamiento adecuado para evitar complicaciones graves con hospitalizaciones frecuentes y, en casos severos, tratamientos quirúrgicos hasta el trasplante de pulmón y el fallecimiento. Por lo mencionado, el objetivo para este año es aumentar la concienciación sobre la importancia del diagnóstico temprano de las bronquiectasias.
Quiero que, como sociedad, impulsemos campañas de sensibilización, tanto en el ámbito público como privado, para identificar mejor los síntomas iniciales y los factores de riesgo estimulando el diagnóstico precoz. Es esencial que los profesionales de salud de diversas especialidades, desde medicina general hasta pediatría, pasando por enfermedades infecciosas y otras relacionadas, reconozcan la necesidad de realizar evaluaciones adecuadas, como la tomografía computarizada, en pacientes que presenten síntomas sugestivos.
Trabajaremos para que nuestra sociedad se convierta en un centro de referencia del conocimiento y manejo de las bronquiectasias apoyando la investigación de métodos de diagnóstico rápidos y accesibles, y promoviendo protocolos de tratamiento temprano que puedan prevenir la progresión de la enfermedad.
Quiero hacer una mención especial a los jóvenes neumonólogos, kinesiólogos y enfermeros que se están sumando a esta especialidad que tienen la oportunidad de ser agentes de cambio en esta área, llevando adelante investigaciones innovadoras y desarrollando nuevas técnicas de diagnóstico y tratamiento. Estoy convencida que, con su dedicación y nuestra guía, podemos avanzar hacia un futuro en el que las bronquiectasias sean identificadas y tratadas antes de que lleguen a afectar de forma irreversible la salud de nuestros pacientes.
Agradezco a todos los que han hecho posible que hoy esté aquí, y a cada uno de ustedes por su compromiso y entrega a nuestra especialidad. Los invito a trabajar juntos, a compartir sus experiencias y conocimiento para hacer de este año una oportunidad que permita cambiar el pronóstico de las bronquiectasias en nuestra sociedad.
Me acompañarán en este camino el Dr. Miguel Penizzotto, como coordinador del año, junto al grupo de trabajo integrado por los Dres. Carlos Sebastian Wustten, Ana María Lopez, Ezequiel Barán, Vanesa Abrate y María Eugenia Alais quienes integrarán esta iniciativa (año AAMR) al Registro Argentino de Bronquiectasias no Fibroquísticas (ReBroAr), ya creado por el grupo mencionado.
Gracias por su confianza y por acompañarme en este camino. ¡Sigamos avanzando juntos en este objetivo tan importante para nuestros pacientes!